La deuda privada se ha convertido en una opción atractiva en los últimos años tanto para los inversores institucionales, como para los particulares, que buscan una mayor diversificación en sus carteras. Este activo ha experimentado un crecimiento desde el estallido de la crisis financiera de 2008, que se ha visto impulsado por cuestiones como los bajos tipos de interés y la regulación bancaria más estricta. Los activos bajo gestión del segmento de crédito privado se han multiplicado por cuatro desde 2009 hasta superar los 1,6 billones de dólares en 2024.
Esta deuda privada, también conocida como crédito privado, es una fuente de financiación para las empresas. Consiste en acuerdos de préstamos que se negocian directamente entre el prestatario y el prestamista. La mayoría de las veces se trata de deuda proporcionada por entidades no bancarias, como los fondos de deuda privada.
Tradicionalmente, las empresas recurrían a los bancos cuando querían conseguir financiación. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 supuso que las entidades financieras estuvieran sometidas a una fuerte regulación con mayores exigencias de capital. En consecuencia, les resultaba más complicado acceder a la financiación bancaria, sobre todo para las pequeñas y medianas compañías.
Debido a estas mayores dificultades para acceder a financiación, se produjo una diferencia entre las necesidades de las empresas y los préstamos bancarios que pueden conseguir. Esta diferencia sirvió de impulso para los fondos de deuda privada, que ofrecen financiación a las empresas, que luego devuelven con intereses.
Un terreno abonado que ha propiciado el avance de esta vía de financiación y para el que, aparentemente, todavía hay mucho recorrido. El proveedor de datos sobre activos alternativos Preqin anticipa un crecimiento significativo en la deuda privada y prevé que los activos gestionados de deuda privada pasen de 1,5 billones de dólares a finales de 2023 a 2,6 billones de dólares en 2029, según recoge en el informe Future of Alternatives 2029.
"El sector privado está viviendo un crecimiento fuerte en la última década y todo parece indicar que esto continuará. La agilidad en la ejecución por parte de los gestores, el crecimiento de la industria y la tracción del fundraising están aportando a las compañías nuevas alternativas de financiación a tipos y condiciones atractivas para ambas partes. Sin duda, continuaremos viendo crecimiento en el mercado de deuda privada y lo veremos en compañías donde antes solo se financiaban con deuda bancaria", ha asegurado Javier Alonso, socio del área de gestión de activos alternativos de Abante.
Un nuevo entorno para la deuda privada
Los préstamos de deuda privada se negocian de forma bilateral entre el gestor del fondo y la compañía que requiere dicha financiación. Según explican los expertos de Abante, la mayor parte de los préstamos se pactan con tipos de interés flotante. Esto ha sido muy beneficioso en épocas de tipos al alza. En entornos de tipo a la baja el tipo base irá cayendo y de la misma forma evolucionará la rentabilidad esperada.
Actualmente, los mercados esperan que el Banco Central Europeo (BCE) apruebe algunas bajadas de tipos más en 2025, debido a la debilidad de la economía europea. "En Europa, ya se está notando la tendencia creciente hacia la demanda de unas condiciones más flexibles para financiar las adquisiciones del sector privado", ha destacado Alejandra Pérez, asociada del área de gestión de activos alternativos de Abante.
La deuda privada se divide en diversos tipos en función de la empresa que necesite financiación. Existen tipos como deuda senior o direct lending, deuda mezzanine [intermedia], deuda distressed [con dificultades], deuda infraestructuras y deuda inmobiliaria.
Cuando un inversor quiere invertir en deuda privada, resulta muy importante conocer en qué tipo de compañías invierte el fondo, explican desde Abante. No es lo mismo si se trata de una empresa establecida en el mercado, que cuenta con ingresos recurrentes, o una empresa con problemas financieros. En función del tipo de deuda, los fondos ofrecen retornos ajustados al riesgo del activo en el que invierten.
El actual entorno podría resultar favorable para la deuda privada. Se espera una normalización de los tipos en Europa, que impulse el crecimiento económico del Viejo Continente, y más estímulos de China. Este tipo de escenarios suelen ser positivos para los activos de riesgo, incluidos los mercados privados.
La ayuda de expertos es imprescindible
Al igual que ocurre con otros activos alternativos, la inversión en deuda privada se debe acometer con la ayuda de expertos, debido a la iliquidez del activo y a la diferencia del comportamiento entre los mercados privados y los públicos.
"El incremento de la oferta de producto junto con la democratización del activo está exigiendo al inversor la necesidad de un buen asesoramiento para determinar el mejor encaje de las inversiones alternativas en sus carteras en función de su perfil de riesgo. Además, dada la iliquidez de esta clase de activo, consideramos clave ir de la mano con los mejores gestores de la industria en cada segmento, quienes son los que más experiencia tienen en capear distintos ciclos económicos", ha explicado Alejandra Pérez, asociada del área de gestión de activos alternativos de Abante.
Invertir en activos alternativos requiere un enfoque estratégico y una visión integral. En este sentido, los expertos de Abante destacan que el éxito financiero no depende solo de identificar oportunidades de inversión atractivas, como puede ser la deuda privada, sino de integrarlas dentro de una cartera diversificada, diseñada de acuerdo con el proyecto biográfico de cada inversor. Este enfoque, centrado en el largo plazo y en la personalización, permite maximizar el binomio rentabilidad-riesgo mientras se preserva la tranquilidad del inversor, incluso en un entorno económico incierto. Contar con una estrategia clara y bien fundamentada es clave para optimizar las inversiones. Y, para conseguir esto, en un mundo cada vez más complejo, es fundamental contar con un asesoramiento experto, de la mano de un equipo que combine conocimiento, visión y cercanía.
Este contenido puede ser catalogado como material de marketing. No constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos y rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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